Se puede considerar subproducto a todo producto no principal obtenido en un determinado proceso productivo y que, para otra industria, puede constituir una materia prima, de la que obtener un producto principal. Es el caso de los subproductos del sector de procesado de productos marinos que mayoritariamente son materia prima en la industria de harinas y aceites de pescado.
Los subproductos animales se conocen como “subproductos de origen animal no destinados a consumo humano (SANDACH)” y disponen de una legislación específica a nivel europeo, el Reglamento CE 1774/2002.
En este reglamento se establecen normas estrictas de sanidad animal y salud pública aplicables a la recogida, el transporte, el almacenamiento, la manipulación, la transformación y la utilización o eliminación de este tipo de subproductos. Según este Reglamento, los SANDACH se clasifican en tres categorías en función de su riesgo, denominadas Categoría 1, Categoría 2 y Categoría 3.
La mayor parte de los subproductos de origen animal originados en el sector de productos del mar se identifican como material de la categoría 3 según el citado Reglamento y las encuestas llevadas a cabo en el marco del proyecto.
Los subproductos en cifras
En las empresas del sector productos del mar los subproductos representan entre el 30% y el 70% de la materia prima principal utilizada. Tomando como referencia los datos facilitados por las empresas que respondieron al cuestionario de CONSERVAL para elaborar un mapa sectorial en Eurorregión, la mayoría declararon gestionar residuos de SANDACH Categoría 3, de los cuales sus flujos oscilan entre las 300 toneladas anuales a más de 4.200.

Las Directivas Europeas destinadas a proteger el medio ambiente y la salud humana mediante la prevención o la reducción de los impactos adversos de la generación y gestión de los residuos, abogan en primer lugar por la prevención seguido de la valorización de los residuos generados.
La industria de producción de conservas y transformados de productos del mar está alineada con las obligaciones establecidas por dichas Directivas. Sin embargo, en lo que a valorización se refiere, los SANDACH tipo 3 generados se destinan frecuentemente a la fabricación de harina y aceite de pescado, que es valorización, pero a productos de un bajo valor añadido.
El valor añadido de CONSERVAL: hidrolizados proteicos y omega-3
En el presente proyecto se propone la producción de hidrolizados proteicos que permitan dar un mayor valor añadido a la fracción proteica, y que podrían destinarse alimentos funcionales, nutraceútica, etc.
El hidrolizado de proteína de pescado puede tener salida en líquido o en polvo dependiendo de la matriz alimentaria donde se pretenda integrar. Su alto contenido en proporciones de péptidos, de entre 2-20 aminoácidos, con bioactividades de gran valor, tales como antioxidante y antihipertensiva generan un creciente interés por parte de la industria cosmética y farmacéutica.
Además, se observa una creciente tendencia a incluir el hidrolizado en la alimentación animal y de mascotas por su funcionalidad. De este modo se mantendría el mercado de alimentación animal como salida de comercialización de los subproductos, pero con un mayor valor añadido.
Por otra parte, en el proyecto CONSERVAL también propone la recuperación de la fracción lipídica, para concentrarla en aceites ricos en omega-3, al ser, desde el punto de vista nutricional, los más valiosos para ser incorporados en futuros productos.
Los ácidos grasos omega-3 reducen el riesgo de padecer enfermedad cardiovascular, prevenir Alzheimer, demencia y otros problemas con la función cognoscitiva, etc. Debido a sus potenciales beneficios son un compuesto altamente demandado para alimentación funcional y suplementación alimenticia.